dimanche 4 mars 2007

El hüzün o la pasión negra

El novelista turco ganador del Premio Nóbel de Literatura, Orhan Pamuk, en su libro “Estambul, memoria y la ciudad”, dedica un buen número de páginas a explicar y buscar cómo describir la palabra hüzün, que vendría a significar melancolía. Palabras como esa son como espejos de feria que devuelven de manera múltiple la imagen semántica, pues más que significados que pueden anotarse ordenadamente en la entrada de un diccionario, encarnan sentimientos.
Hüzün, como Pamuk explica, tiene sus raíces en el Corán. Un sentimiento de dolor ante algo perdido, que la memoria busca recuperar, y de esa búsqueda sólo queda el fruto negro de la melancolía. La melancolía, melania kolis, el derrame de la negra bilis que ensombrece los rostros, según los viejos cánones médicos de los griegos para explicar los malestares del alma como resultado de alteraciones de los humores y flujos del organismo. La pasión negra.
Hüzün, dice Pamuk, no es un estado de gracia ni un concepto poético, sino una enfermedad, asociado no solamente con la pérdida o la muerte de un ser querido, sino también con otras aflicciones espirituales. El recuerdo melancólico de una ciudad, los amores que no pudieron ser, transformados en una necesidad.

El hüzün, al que Pamuk ve no como la consecuencia, sino como la causa inmanente de la búsqueda incesante de un pasado cada vez menos aprensible. Todos tenemos nuestro propio hüzün, por la ciudad perdida donde vivimos nuestra infancia, la adolescencia, la primera juventud, la ciudad a la que una vez llegamos como forasteros para quedarnos, o aquella que pensamos que un día sería nuestra y la que vientos contrarios nos alejaron.


La ciudad, mi ciudad, que cada día entra más en el pasado.

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