jeudi 8 mars 2007

Colores de mi niñez


Llegar a la madurez tiene numerosas ventajas. Ofrece la oportunidad de trasladarte a los recuerdos más simples y nimios de tu infancia y a disfrutar o a sentir la nostalgia con ellos.
Inolvidable nuestra “Enciclopedia”, único libro de consulta a veces heredado de los hermanos mayores, y aquellos cuadernos "Rubio” conocidos como caligrafías; había de distintos niveles de dificultad, del 1 para párvulos, tipo calco, al 15 escritura inclinada para mayores, y en la contraportada venían las instrucciones de como coger el lápiz o pluma.
El bolígrafo de diez colores superó al ya increíble de tres. Sus colores rojo, azul marino, verde, naranja, marrón, azul celeste, rosa, violeta, negro y verde oscuro fueron las delicias de niños y niñas de la época. Acabó con la estética aburrida y simplona de las redacciones, dictados y otros trabajos escolares. Tener un bolígrafo de estas características, levantaba las envidias de los compañeros de clase.
... Y llegar a casa para, por supuesto después de hacer los “deberes”, jugar unas partiditas con “los juegos reunidos Geyper” o al parchís con papás , hermanos y amigos.
Nuestros hijos o nietos aprenden a coger y mover el ratón, a buscar fuentes y formatos, todos los trucos para salvajemente torturar al contrarío en la “Play”. Los colores que conocen son los del “magic: the gathering” y si te mandan un mensaje por el móvil o dejan un post-it en la nevera piensas por un momento: un cuaderno de aquellos no les vendría nada mal.
¿O debería ser yo la que aprenda ese lenguaje ininteligible, y a saltar como una cabra con el X, correr con el Y y agacharme con la #, para que no me rebanen la tapa de los sesos?

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