Conoce su puntualidad y sus buenos madrugones. Sabe de memoria como son sus gafas y el punto exacto donde se apoyan en el apéndice nasal, su porta-folios marrón ajado por el contacto de sus manos, su impecable nudo Windsor insertado en su más impecable aún cuello de camisa.
Conoce el momento exacto en el que aparecerá el rictus de contrariedad al comprobar que no están libres los asientos más avanzados. Nada más verle, por su expresión, adivina como ha pasado la noche. Por sus movimientos, si dejó algo pendiente en su trabajo. Y adora ese sobresalto al despertar de pronto, de esa pequeña cabezada, temiendo haberse pasado de estación. El preciso momento en el que ella había aprovechado para besarle los párpados mentalmente y trasladarle fuera de ese tren de cercanías, haciendo de un vagón, un hogar .
En las pocas ocasiones que comparten asiento, él le mira como si supiese por un momento que comparten historia, y le saluda con un tímido movimiento de cabeza, antes de seguir leyendo su libro. A partir de ese instante, ella se pierde en el mar que hay detrás de esas lentes, soñando con saborear lo dulces que puedan ser sus besos y el tacto de sus dedos enredándose en su pelo, en su nuca, para precipitarse después sobre su espalda desnuda.
Sabe que lo añorará durante todo el largo fin de semana, pensando en como descubrir cuándo coge el tren de vuelta. Ese día, quizás, ya no se le escapen más sus estaciones.
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Hubo un tiempo lejano y confuso, en que adorabas los lunes, los esperabas con ilusión. Un tiempo donde tuve la grandísima suerte de conocerte y el privilegio de estar a tu lado. Desde aquellos lunes, aprendí aún más lo que significa amar y compartir. Gracias Silvia. Te quiero, Pitufa.
5 commentaires:
Que bonito es amar en silencio, deseando, sin mucha convicción, que tu amor sea reconocido y compartido.
Algunas veces la vida te da sorpresas.
Hermoso, Nulle, muy hermoso.
Sabes que te agradezco enormemente la dedicatoria de este relato. Gracias por recordarme la importancia de la ilusión de aquellos lunes. Esa ilusión que ahora intento poner en todos y cada uno de los días de la semana, unas veces con más fortuna que otras. Sabes que yo también soy una privilegiada por poder contar contigo siempre. Ha pasado mucho tiempo desde entonces y la vida ha dado algunas vueltas pero hay una cosa que no ha cambiado: tus susurros son siempre sabios y si me permites decírtelo, cada vez más bonitos. Sigue susurrando Nulle.
Un besazo enorme
Nulle, es la primera vez que paso por su blog, no sabía ni siquiera de su existencia, mi vida socio-bloguera no es muy amplia, este texto y otros que he leído en esta visita rápida me han gustado mucho.
Este es un blog confortable, como cuando entras a una linda casa y te sientas tan cómodamente como si fueras el mejor de los invitados.
Gracias por tu visita.
Saludos
Marce
Lunes, tantas cosas pueden pasar en un día en particular. Hoy puede ser el día menos pensado...
Un beso.
Yo amé los lunes, la veía a ella. Sólo quería que llegase el lunes para poder verla una vez más. Bendito día quedaban 4 días más para disfrutar de su compañía. Ahora odio los lunes, ella ya no está....
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