Nací entre la sintonía de Matilde Perico y Periquín y la fiebre del nuevo ritmo del twist, con la reciente pérdida de Gary Cooper y el nobel Ernest hemingway. En el mismo año que nacieron excelentes actores y actrices como Meg Ryan o Antonio Banderas, Deportistas como Zubizarreta, Doreste, Rominger... Incluso princesas y no de cuentos, como Lady Di. Asistí en pañales a los primeros paseos del cosmonauta Yuri Gagarin; ya no eran sólo chimpancés los que regresaban del espacio.
Pero para mi padre, yo era su “chiquitina”, sin próximos reinos, ni medallas olímpicas futuras, sin fama por películas por hacer. Ese año, cambiaría probablemente el estreno de “Desayuno con diamantes”, por “101 dálmatas”. Y muchas, muchas noches sin dormir por acunar y mitigar mi sueño perturbado, susurrándome al oído: por dónde camina la hormiga Titina..
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