mercredi 6 février 2008

Magique recette

Reentrada a la atmósfera (A quién habré oído o leído esto....)

Todos guardamos nuestras verdades indiscutibles. Generalmente basadas en nuestra educación, cultura, creencia, pasiones. Unas nos acompañan a lo largo de nuestra vida, otras las vamos perfilando e incluso llegamos a rechazar. Y por ello nuestras verdades idealizadas se tambalean: pasamos del amor al odio, de la creencia al agnosticismo, de aceptar a disentir. Lo único que hacemos es ajustar nuestras ilusiones y sueños a la casi siempre “triste” realidad: para poder seguir viviendo. La única verdad que nos reconforta es la nuestra, aunque no sea la única verdad.

Si al igual que se hace con los ingredientes de una receta pudiésemos detallar nuestro propio contenido, llegaríamos a la conclusión de que cada uno está hecho de la masa de su salud, sazonado con sus recursos materiales, macerado en sus conocimientos y horneado con sus propios valores.Estos cuatro ingredientes los vamos alterando a lo largo de nuestra vida, con fórmulas a veces heredadas de la cocina familiar y siempre redefinidas por la gran cocina de la vida.
¿Dónde radica pues el secreto de nuestra formulación? Definitivamente, en el horneado y cocción de nuestros valores.Unos salen crudos por falta de calor, otros quemados por exceso de caloría ideológica, algunos fríos porque se cortó la energía, otros destemplados por no haber regulado los tiempos. Salir calentito, tierno y sabroso de valores es lo que nos hace apetecibles como humanos.